5.24.2011

Postal

Desde entre las postales de la zona
amorosas, mitológicas y blancas,
se asoman otras de pasto quemado
y ovejas entumecidas y despistadas
rumbo al asador patagónico.

Los caminos escarchados
manchados de sangre y caucho
relumbran por sobre el atardecer de la pampa,
y de los cóndores que vuelan
a la altura de las nubes veloces.

Los caranchos más hambrientos
devorando tripas de guanacos
enceguecen a las charitas
a la siga de su madre
atravesando la tierra infertil.

El Estrecho se deja oler
como tumba eterna de jóvenes suicidas;
como eterno vertedero de fetos no queridos;
como WC de esta ciudad, que no lo quiere,
que le pesa la historia de estas Aguas Antiguas.

El peso de la historia no se muestra.
No se muestra ni se demuestra.
El peso de la muerte se vislumbra
desde la primera oreja cortada por el pionero,
desde la primera luz del amanecer.

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